45 Grados

febrero 13, 2021

Vivimos en la ciudad de Monterrey alrededor de 3 años. Después de ese tiempo seguí yendo por cuestiones laborales por lo menos una semana cada mes. Vaya aventura.

Monterrey es una ciudad muy diversa, muy grande, hay muchas cosas qué hacer, muchas cosas para ver y muchas personas por conocer pero también es una ciudad sucia, con clima horrendo, cara como la chingada y lleno de algunas de las personas más mierdas y mezquinas que me ha tocado conocer.

Claro que antes de continuar está la clásica de «no todos». Mi equipo de trabajo, vecinos y algunas personas que conocí a través de Airbnb los últimos años han sido memorables y sin embargo son muy pocos a comparación de la mayoría de la gente mierda. Desde los primeros días ves gente que maneja como idiotas, no dan el paso, manejan a exceso de velocidad y no tienen respeto por la vida ajena pues siempre tienen el ego como prioridad.

Parece que entre menos tengas una relación con la persona es como peor te tratan y supongo es un síntoma de las grandes ciudades y debe pasar lo mismo en CDMX o NY en las cuales no he vivido pero me ha tocado visitar. El problema con Monterrey es que por muchas razones como la educación y la cultura de algunas zonas no parece una ciudad grande si no es más bien como un mega pueblo o mega rancho siendo San Pedro la única zona que se siente moderna o como una ciudad de verdad.

Pero no me hagan caso, yo solamente soy un hiper pollo de una pequeña ciudad del altiplano.

Esperen un segundo que no quiero continuar escribiendo como si nada pasara y como si los blogs de pronto estuvieran de moda. Estamos en pleno 2021 y tengo casi un año de no ir a Monterrey por la pandemia del COVID-19. Ya las redes sociales tradicionales son un ciclo sin fin de los mismos chistes con diferentes temas y tanto Facebook como WhatsApp se llenaron de familiares y compañeros de trabajo y es horrible.

Regresando al tema de Monterrey me agrada la idea de no ir más a soportar el clima y los compañeros de trabajo con sus ideas retrógradas de que si no salgo de trabajar dos horas después de mi hora de salida no me estoy poniendo la camiseta por la empresa y no soy buen trabajador y s eme debería colgar de los testículos en la canchita de futbol de la empresa al lado de los asadores de carne asada para que se me humille por mal trabajador. Porque ah como maman en Monterrey el soccer y sus equipos locales. Es todo un rito y siempre se me hizo de lo más pendejo pero para quedar bien con los equipos de trabajo tuve que tomar una decisión y en sus momentos no fue difícil pues los Tigres de la Universidad eran los populares y cuando unos obreros bien pedos me preguntaron en la posada de la compañía si le iba a Tigres o al Monterrey pensé que Tigres era la mejor opción pues era como «los del pueblo» mientras que los rayados eran más de los fresas, los pudientes, los ricachones y al haber contestado correctamente me vitorearon y pasé la primera prueba de muchas.

De la mano con el soccer van también las reuniones de las carnitas asadas. De nuevo, los pudientes y los pendejos iban a ver el clásico regio a los restaurantes como los pendejos. Los del pueblo, la raza, los cuates, los compas se organizaban en la casa del men que tenía Sky y se armaba una carnita asada. Realmente el sabor dependía mucho de los cortes que se compraban pero el caso casi siempre era lo mismo y casi siempre se consumían agujas norteñas. Se le añada uno que otro toque de karaoke, lotería o albeca según sea el caso y la compañía.

Como nosotros nos perdíamos el clásico regio nos toaba explorar la ciudad fantasma sin tanta gente en las calles envuelta en denso humo por los millones de carnes asadas. No sé si fue un hecho o si me lo imagino pero alguna vez se reportaron altos índices de contaminación de una vez que ambos equipos llegaron a una de las dos finales que cada año se celebran en México.

Pero haciendo de lado los temas malos me gustaba mucho la cantidad de conciertos, artistas y festivales que había. A pesar de que los festivales son horribles por los elevados precios y las condiciones horribles de los baños, el precio de la cerveza y la falta de agua fueron buenas experiencias musicalmente hablando. En lo personal me tocó ver muchos grupos y cantantes favoritos así como conocer bandas que aún hoy en día escucho. Ya mencioné desde un inicio que las personas del día a día te tratan bien y en ese sentido no tengo queja alguna. Los vuelos suelen ser más baratos también ya que incluso llegamos a viajar a Cancun por 700 pesos en vuelo redondo.

Al final dejamos la ciudad por varias razones entre ellas lo ya mencionado con anterioridad pero principalmente porque al no tener casa propia se nos iba mucho dinero en las rentas. Claro que extraño todos los aspectos positivos y espero con ansias que esta pandemia termine para poder visitar de nuevo pese a todo lo malo.

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