El Secreto…

Hace algunas semanas, en un expendio de bebidad alcóholicas, sin querer escuché la plática entre dos tipos. Uno de ellos tenía lágrimas en los ojos y el otro lo abrazaba.

– Ya pasó compadre, ya olvidela.

El otro tipo se llevo las manos al rostro y se secó las lágrimas.

– Yo le voy a decir el secreto de la felicidad para que ya se calme.  Vamos a visitar a «La Leonor» (Realmente no recuerdo bien qué nombre fue el que dijo) allá en «la casa».

Y fue precisamente el tono en el que dijo «la casa» que uno se puede dar cuenta a qué tipo de casa se refería. El tipo movió la cabeza en señal de aprobación, les dieron sus bebidad y se retiraron. Eso me hizo pensar en una plática que había tenido con cierto profesor acerca de «la felicidad» y «las necesidades». Yo siempre he pensado que el dinero trae la felicidad y hasta el momento no he encontrado contradicción.

Todo se basa en cubrir las necesidades, una vez que cubres alguna necesidad que tenga eso te hace feliz. Y así como el señor de la historia y a riesgo de sonar hedonista, el placer también trae la felicidad. Claro que es entonces cuando la gente me dice: «Aunque tengas dinero, eso no te garantiza ser feliz si no tienes salud». Y estoy completamente de acuerdo que si tienes alguna enfermedad que te hace sufrir, por más dinero que tengas cabrá la posibilidad de que no seas feliz. Sin embargo, el tener dinero asegura que te puedas conseguir los mejores doctores y por ende, aumentar las probabilidades de mejorar en tu salud.

Respecto al amor tal vez sea un poco relativo, pero el tener cierta solvencia económica aumenta las probabilidades de que las mujeres se fijen más en ti y por supuesto, otros factores como la ropa, el vehículo y una que otra cosa en la apariencia.

Ni siquiera me voy a molestar hablando de la Fe, pues son las religiones las que piden cada vez más y más dinero. La Fe no es necesaria al menos para mí.

Simplemente pienso el porqué estoy estudiando desde que tengo memoria. Y es para poder ser competitivo, tener un negocio/empleo/Ofrecer un servicio y todo eso se hace con el fin de ganar dinero para después ser feliz.  Claro que me hubiera encantado decirle todo eso al compañero del pequeño borrachín, pero seguramente me dirían lo mismo que mi profesor: Que tengo problemas serios con mis valores y mi moral. Aun sigo esperando que deje de trabajar y regale todos sus bienes para que viva su vida ayudando a los demás sin ganar nada a cambio.